Biblioteca Sarmiento: Una historia que no empieza con su propia historia…

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Los primeros inmigrantes, todos trajeron en sus bagajes libros, que formaron parte de colecciones privadas si vale la expresión.

Aquellos primeros pobladores encontraban en la lectura y cada uno en su propio idioma una manera de continuar con sus antiguas tradiciones y de seguir alimentando sus conocimientos, sus fantasías. El caso de Otto Mühlenpfordt, llegado a la región por 1898 (Ingeniero Naval y Capitán de Ultramar) son prueba de ello. 

Otto poseía 300 libros. Uno de ellos habla de los estudios alemanes en materia meteorológica en todo el planeta, editado en 1893, que además supo comparar con mediciones locales. Así eran casi todos, libros por todos lados. 

En aquel tiempo no existía la televisión ni la radio. Los pobladores llegaban rendidos a sus hogares luego de arduas jornadas de labor y luego de la cena disfrutaban de la lectura, tal vez pegados a la pequeña luz de una vela.

Había que trabajar la piedra en el caso de los que tenían la responsabilidad de levantar el Centro Cívico o la Iglesia Catedral, o las residencias privadas que empezaban a formar parte de aquel paisaje virgen, ahora herido por materiales extraños. 

Los carpinteros chilotes, los albañiles italianos, todos tenían ideas relacionadas con su cultura. Entonces surgen ideas locas como pretender que aquel incipiente Bariloche tuviera su propia Biblioteca. Y así fue; en 1928 se animaron a tomar la iniciativa. 

Esta Biblioteca tan castigada, aunque no parezca, ha sobrevivido y sobrevive los azotes de distintos gobiernos.

Todos los movimientos culturales surgieron del interior de sus gruesas paredes de 60 centímetros de espesor, que parecen indicarnos la necesidad de seguir protegiendo el pensamiento de sus fundadores y posteriores administradores. 

Allí nació la Asociación de Artistas Plásticos, que supo reunir a aquellos paisajistas, que simplemente pretendieron reflejar con sus pinceles lo que estaban viendo, cuadros que están en todas partes. También el Círculo de Ajedrez, que se trasladó desde el Bar América a la Biblioteca y desde donde se animaron a organizar eventos de tanta jerarquía, hoy con todas las posibilidades existentes no son capaces de programar. Se jugaba en el subsuelo de la sala de lectura, en un lugar parecido a una caverna, que en invierno era alimentada con una «moderna» estufa a kerosene marca Volcán en la cual los jugadores se turnaban para darle bomba. La escasa luz colgaba del techo con una lamparita que felizmente les había sido provista. 

Hacía mucho frío adentro y también cuando salían al exterior.

Otro día, alguien sugirió la creación de la Sociedad Amigos de la Música, «Locos» que venían de rendir examen al Teatro Colón de Buenos Aires. Simplemente les ofrecían alojamiento vacacional para que disfruten del paisaje de la Suiza Argentina. Los artistas que venían practicaban horas diariamente y antes de partir devolvían las atenciones recibidas con un poco de música en la Biblioteca. Después fue el turno del Camping Musical y de allí surge la famosísima Camerata Bariloche. La educación era considerada en aquel entonces como herramienta fundamental. Entonces comienza a funcionar el Instituto Mariano Moreno, que daría paso al primer Colegio Nacional de Bariloche.

Años después cuando la necesidad hizo oportuna pensar en el desarrollo de una Universidad, también la Biblioteca les abrió las puertas. El Círculo de Filatelia, de Numismática, todos sin excepción pudieron hacerlo.

Al cumplir sus 80 años, fue el turno de la tecnología para adaptarse a los tiempos y el 17 de marzo, formando parte de los festejos, se presentó en sociedad el Departamento de Historia Regional Patagónica, proyecto destinado a reconstruir la historia de la Patagonia Argentina y Chilena. El Departamento se inauguró con la donación de una Bandera Nacional donada por la Policía de la Provincia de Río Negro y un archivo de casi 30 años de Periodismo Gráfico de Bariloche, donación del Semanario Bariloche Hoy.

Aunque parezca mentira, sin ningún libro. La próxima historia sabrá explicar lo inexplicable… Hace unos días festejó sus 95 jóvenes años.

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