No son pocos los sorprendidos por el proyecto de reforma judicial que hizo público el Gobierno Nacional en estos días

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Presidido cabe destacar por un Profesor en Derecho constitucional con 30 años de ejercicio en la Universidad nacional, y ello está muy a la vista en el mismo, no tiene fantasías  a resolver, se afirma en el  sistema jurídico vigente y nada más, obviamente pidiendo su modificación..

A raíz de ello sorprende escuchar, sea cual fuera la posición política de cada cual, el absurdo de una fracción importante de la oposición política que antes de conocerlo aclara que “no lo tendrán en cuenta” para discutirlo en las Cámaras políticas del país, como se hace en todo el mundo civilizado.

Y a la par agregar un sin número de posibilidades agraviantes a la Justicia que siquiera se plantean en el mismo, mostrando el absurdo de la queja en una especie de acertijo adivinatorio medioeval, poco menos, alejado de los tiempos que vivimos.

Aun peor las expresiones de un legislador que dice representar a una agrupación política histórica, caracterizada precisamente por el respeto al Ley, como fuera la  Unión Cívica Radical, de Alem,  Yrigoyen, Lebenshon,  Uranga, Alfonsín y tantos  nombres inscritos con honor en la historia política nacional, disparatando respecto a una reforma más que necesaria en un país hundido en un caos jurídico que avergüenza a la Democracia, desde hace décadas, con decretos-leyes nacidos del golpes de Estado  de 1930, con valor constitucional, o la derogación de la Constitución Nacional por  un bando militar en 1955, y más acá   en que se intentó nombrar Jueces en la Corte por Decreto y se cometieran absurdos legales que aun asombran y vemos todos los días.

Son tiempos en que la Justicia no llega a satisfacer siquiera a quienes la brindan.  ¿Dónde está la Política y los políticos de nuestro país ?, que los tuvo y muy destacados incluso internacional mente, como con la Doctrina Drago para el no cobro de deuda por la fuerza a Venezuela – 1902-, y más acá el famoso “Nunca Más” de Alfonsín, hoy reducidos a la frase de Ortega y Gasset, “dejando eso temas al periodismo, que no sabe de nada, y opina de todo”.

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