En 2004 la Ley 26.001, sancionada por el Congreso Nacional, fijó el 22 de octubre como el Día Nacional del Derecho a la Identidad para conmemorar la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo en su tarea de recuperación de los niños secuestrados por la última dictadura militar.
En este sentido, desde la biblioteca de la Secretaría de Derechos Humanos se proponen distintas lecturas:
“Identidad, Despojo y Restitución. Abuelas de Plaza de Mayo. Cuarta Edición.”
Este libro es el trabajo minucioso de una abuela, Matilda Herrera, y un periodista, Ernesto Tenembaun. Describe la trabajosa búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo: “Buscamos hombres y mujeres, nietos adultos, quizás padres de familia, que en muchos casos llegan hasta nuestra casa buscando su verdad trayendo de su mano a su hijito víctima del despojo de identidad”.
Esta obra es una socialización de un trabajo íntimo de lucha en el que se narran los procesos de restitución de nietos a sus familias.
“Las Abuelas y la Genética. El aporte de la ciencia en la búsqueda de los chicos desaparecidos. Abuelas de Plaza de Mayo. Mayo de 2008.”
Este libro describe los aportes de la ciencia en la búsqueda de los chicos desaparecidos. “Una mañana de 1979 las Abuelas de Plaza de mayo leyeron en un diario que un hombre que negaba su paternidad fue sometido a un análisis de sangre comparativo al del presunto hijo, resultó ser el padre; desde ese momento comienzan a desarrollar y gestionar los medios para usar los aportes de la genética en la identificación de sus nietos”.
“Niños desaparecidos / Jóvenes localizados en la Argentina desde 1975 a 2007 Abuelas de Plaza de Mayo. Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Agosto 2007.”
Esta investigación reúne la información de la Asociación en cuanto a casos denunciados ante Abuelas hasta el 30 de Julio de 2007: Niños desaparecidos junto a sus padres, niños nacidos y que debieron nacer durante el cautiverio de sus madres, niños y jóvenes localizados y restituidos.
“Nuestra sociedad aún no se asume plenamente como una sociedad con su identidad alterada por la permanencia de estos jóvenes en carácter de desaparecidos vivos. No asume que la apropiación de niños formó parte de un plan represivo que atacó la identidad social, no solamente a los niños, a sus padres desaparecidos o a los familiares que los buscan”.