Con una fuerte inversión del Municipio en estos espacios públicos, Bariloche vive un renovado entusiasmo por las plazas de todos los estilos y tamaños, tal vez como un efecto post-pandemia y su derivada necesidad de lugares de encuentro al aire libre.
Cualquiera que tenga hijos o nietos lo ha vivido: la pandemia trajo un redescubrimiento de las plazas como espacio de encuentro de la comunidad. Cuando empezaron a autorizarse las salidas al aire libre en 2020, se convirtieron en puntos en donde poder verse en familia o con amigos con algún sentido de la perdida tranquilidad. En Bariloche, el Municipio focalizó sus esfuerzos en ampliar y mejorar su infraestructura de plazas para responder a esa necesidad de encuentro al aire libre.
Hay que decir que desde el inicio de la gestión del intendente Gustavo Gennuso las plazas y espacios verdes públicos tuvieron preponderancia en el planeamiento urbano.
No es casual que la Municipalidad haya volcado gran parte de los recursos generados por su exitosa Ecotasa a construir paseos urbanos con senderos peatonales, juegos saludables, mobiliario urbano y parquización: Bariloche venía sintiendo desde hacía años la necesidad de fortalecer y ampliar este tipo de espacios como puntos de encuentro y construcción comunitaria.
Pero la pandemia, inesperadamente, hizo de esa necesidad una urgencia: las plazas se volvían una salida posible y accesible ante el encierro preventivo. De repente, la salida espontánea para llevar a los chicos a una plaza cercana se convirtió en el momento más esperado por pequeños y adultos. Estos espacios se convirtieron, literalmente, en un refugio, una brisa de aire fresco.
La plaza, revalorizada
Con una lectura rápida y acertada de ese escenario, la gestión de Gennuso apuró el paso y canalizó cada vez más recursos hacia la construcción de plazas y la puesta en valor de las que ya existían, convirtiendo a muchas de ellas en verdaderos espacios de encuentro social, cultural y deportivo.
Los paseos urbanos ya construidos con la Ecotasa (en el Este, el Sur y el Oeste) siguieron teniendo mejoras, pero además vieron nacer otros hermanos menores, como el Paseo de Río Minero, en la zona del km 13, en donde se aprovechó una franja de espacio verde municipal no utilizado para crear una nueva senda de hormigón, peatonal y para ciclistas, rodeada de bancos de madera, cestos de basura y muy pronto parquización.
Otro de los ejemplos es la obra de magnitud que el Municipio encaró para los barrios del Sur, y que de hecho estará enlazada con el Paseo del Sur: la plaza de Mange y Sobral es más que una plaza. Contará con un playón deportivo, un anfiteatro con escenario para espectáculos culturales, senda para peatones y ciclistas, juegos saludables, sistema de riego propio para su parquización e iluminación con cableado subterráneo.
Este renovado espacio, mientras dure su ejecución, es además una fuente de trabajo, ya que los trabajos están a cargo de cooperativas de trabajadores y trabajadoras de la ciudad. Además, la cooperativa metalúrgica Cootramet -que ya ha realizado varios trabajos para el Municipio, capacitando además a jóvenes en nuevos oficios junto a la comuna- está confeccionando en su taller la herrería para el playón deportivo: arcos de fútbol, esquema para redes de voley, aros de básquet y gradas de estructura metálica.