Algunos dicen, que ésta fue la primera escuela de Bariloche, en el verdadero sentido de la palabra, es decir con cierta infraestructura y organización, perdurando en el mismo lugar, por lo menos, luego de algunas vicisitudes sufridas desde 1907 en que comienza sus actividades, toda vez que en verdad las clases empezaran con doña Zulema Jones y don Carlos Parson, ésta, conocida en adelante como Escuela Alemana hasta prácticamente nuestros días, comienza funcionando en las vacaciones de los pastores evangélicos que venían desde Chile y daban sus clases durante la semana, dedicando un día al culto.
El pastor Holler, de Puerto Montt, fue el impulsor de la creación de la escuela y con su impulso llegaron también los primeros pizarrones y libros desde esa ciudad.
Hasta 1911 las clases fueron dadas por pastores que llegaban en la época de verano, y por la señora Jones, contratada para las clases de castellano e historia argentina. En ese año llega don Heinrich Lührs, maestro de profesión y alemán de origen, quién es contratado para ejercer desde entonces, haciéndolo hasta la mitad de la década del ’20, para irse a administrar el Hotel Correntoso de Capraro. Cuando la guerra, los bienes fueron expropiados y luego reintegrados nuevamente después del conflicto, dándosele luego el nombre de don Primo Capraro, al Instituto, en reconocimiento a la colaboración de aquel y su familia a la misma.
En 1953, comienza la segunda etapa de esta escuela que hoy es orgullo de todo Bariloche, con moderna edificación sobre el viejo predio, manteniéndose en la esquina de Gallardo y Quaglia la antigua construcción donde funcionara además el Primer Secundario local «Mariano Moreno», incorporado al Colegio Nacional de Viedma.