Laura, una apasionada del buceo

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Laura Varela vive en Las Grutas desde hace dos décadas. De profesión docente de educación física, se desempeñó en esa actividad mientras residía en su localidad natal, Buenos Aires. Sin embargo, con el correr de los años encontró su verdadera pasión en las playas rionegrinas. Hoy, trabaja como instructora de buceo y sostiene una labor proactiva en la conformación del Parque Submarino de Río Negro.

“Soy instructora de buceo y formo parte de la única operadora de buceo y actividad náutica de Las Grutas. Mi idea siempre fue vivir cerca del mar y dedicarme a esta actividad que siempre me apasionó y que practico desde muy joven, aunque viviendo en Buenos Aires no era fácil hacerlo”, sostuvo Laura, quien además se dedica a la actividad empresarial con un pequeño complejo turístico.

La buceadora de 52 años eligió el balneario rionegrino como lugar de residencia luego de probar suerte en Brasil. En su retorno a Argentina conoció a su actual pareja, que durante la temporada trabajaba en Las Grutas como instructor. “A mi me encantó la idea de venir a vivir acá porque es chico, es un lugar muy simpático, no extraño de ninguna manera mi vida en Buenos Aires”, manifestó.

Un comienzo prometedor

Cuando llegaron a Las Grutas, Laura y su pareja comenzaron a realizar pesca artesanal. Ella renunció a su trabajo como docente para tomar horas en las escuelas de la región, pero con el tiempo abandonó la profesión para dedicarse de lleno a la actividad turística.

“Fuimos creciendo de a poco y con mucho esfuerzo construimos el complejo turístico. Después empezamos a trabajar con escuelas de buceo y a invitar a este tipo de instituciones a visitar Las Grutas, ahí fue donde nos empezamos a hacer conocidos” indicó.

La empresa de la que forma parte, Cota Cero, creció exponencialmente y generó uno de los principales atractivos turísticos del balneario: un parque submarino que se encuentra entre los más grandes de Sudamérica. Desde 2007 hasta la actualidad hundieron 4 barcos al fondo del mar con el objetivo de generar un arrecife artificial y atraer al buceo específico.

Trabajadora apasionada

Madre de dos hijos, Laura reparte sus horarios entre el agua y la administración del complejo: “No tengo horarios determinados de trabajo, lo que lo hace en cierto punto divertido. Cuando hay buen tiempo se trabaja y cuando no, se aprovecha para descansar”.

Además, agregó: “Me encanta lo que hago y no me implica ningún esfuerzo estar en el agua, lo que sí me genera más trabajo es ordenar el complejo y limpiarlo, pero igual lo hago”.

Entre alquiler y alquiler, la buceadora es la encargada de poner el complejo en condiciones, algo a lo que le pone mucha dedicación: “me preocupo porque no les falte nada, le pongo todos los detalles y procuro que tengan todo bien, limpio y en condiciones, le pongo mucho amor a esa tarea”, dijo.

Y si de pasión se habla, es un condimento que no falta a la hora de desempeñar su tarea como instructora de buceo: “Estar en el agua es mi pasión, no me molesta ni me pesa. Lo que más disfruto es dar cursos de buceo porque tengo la posibilidad de conocer más a las personas, no solo les enseño a bucear sino que también puedo ver los progresos, hay un ida y vuelta. Lo que más quiero durante esos días es que lo pasen bien” valoró.

El rol de las mujeres en el turismo

Desde su amplia trayectoria en el ámbito turístico, Laura compartió un mensaje motivador a otras mujeres que se desempeñan o quieren trabajar en el sector: “lo que hagas con responsabilidad, placer y amor va a salir bien, no hay que echarse atrás, aunque a veces sea más difícil”. Además agregó que “cada una tiene que explotar lo que sabe y lo que le gusta hacer, con oportunidades y poniéndole mucha pasión”.

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