El secretario de Deportes municipal, Daniel Ljungberg, precisó que ya a comienzos del año pasado se presentaron informes técnicos que recomendaban la demolición del espacio, por la magnitud del daño que la estructura tenía tras los tres incendios que sufrió. “Fueron tantos años de abandono del lugar que ya no se podían revertir los daños —explicó el funcionario—, hace tiempo que el edificio tenía un riesgo de derrumbe muy elevado, además de que se convirtió en un espacio peligroso en otros sentidos; a todos nos duele perder un lugar histórico, pero como Estado debemos actuar cuando hay un riesgo para las personas”. No aclaró que van a hacer con todo el resto del complejo que lleva varias décadas de abandono.
En el relevamiento realizado en enero de 2016, se consignaba que “todo el sector denominado albergue, vestidores y baños se encuentra en total abandono” y que en el caso del albergue “tiene el 90% de la tirantería de su cubierta y carpintería de muros quemada, por lo que deberá ser demolida a la brevedad por el alto riesgo que representa”.
El procedimiento de derribo fue llevado adelante el pasado domingo por personal municipal.