Una sola respuesta siempre: ¡Nunca Más!
Cuarenta y dos años atrás, nuestra Sociedad tomo una vez mas por el camino equivocado, pese a los errores en tal sentido cometidos varias veces por quienes creían de buena fe que hacían lo correcto, nuestra Sociedad no aprendió del propio error.
Así pasaron baños de sangre argentina totalmente absurdos, como prácticamente lo han sido todos, acá y en cualquier parte.
Y son varios los ejemplos que podemos mostrar en el mundo y en nuestra corta vida organizada.
Ello nos ha llevado en diversas ocasiones a ser partícipes de varios genocidios, a los que naturalmente nos oponemos, pero nos ocurren y los dejamos pasar, justificando actitudes aisladas, que no explican a los mismos.
Pero en 1976, nos creíamos que toda esa barbarie había concluido, y nada justiciaba la brutalidad organizada desde el propio Poder político y, la mirada cómplice de muchos mas que justificaron la misma.
Y una sociedad mansa y solidaria como la nuestra, fue llevada a cubrirse de vergüenza en tribunales del mundo, que muy tarde lamentablemente se obligaron a reconocer absurdos ante la violación de derechos que abochornan al ser humano.
Y costo mucho entenderlo, porque una vez más la disculpa fácil ante el error imposible de pasar desapercibido, especialmente en circunstancias como esa en que pareciéramos otra sociedad que en la que habíamos vivido, donde todos éramos delincuentes peligrosos, seguidores fieles de terroristas llegados váyase de que rincón del infierno marxista, tan lejano como las buenas intenciones de aquellos dirigentes del horror nacional.
Nunca Mas, fue la respuesta.
Dramática entre los argentinos, y aun así muchos no lo entendieron, y a algunos les cuesta hacerlo todavía.
Muchos son los mismos que aun toman en broma la frase de D. Raúl Alfonsín, tras el levantamiento de Semana Santa, con su: “Felices Fiestas!. La Casa está en orden!, y sin sangre en Argentina…”
Enorme logro esto último obra de un demócrata y civil a todo trance, en medio de fieros enfrentamientos militares internos, qué a partir de ahí no se repitieron.
Ello todo consolidado en la gestión de D. Carlos Kirchner y su gesto decidido calificando como criminales a jefes militares de los cuales ordenó retirar sus retratos que aun permanecían en el Colegio Militar y el juzgamiento imparcial e implacable de sus crímenes.
Con tales ante ententes, ¡Nunca Más!, parecen gritarnos la historia de todos los argentinos.
Y aun hasta los que sufrimos las barbaridades de la aquella dictadura extraña a los argentinos, poder afirmarles sin revanchas, ni venganzas, con el ejemplo inmenso de los Pañuelos Blancos de Abulense y Madres,
Nunca Más!