¡Felices días América!
Nuestra América Latina, en estos días vive momentos trascendentes, seguramente únicos para todos sus actuales habitantes, aunque sean muchos los que no lo adviertan
Y ejemplo además, para un mundo en crisis, al que el propio Papa católico, y el primero en la Iglesia milenaria, nacido en tierras Latinoamericanas, califica como aun mundo en guerra.
Sin embrago, la turbulencia impuesta a las comunicaciones sociales parecieran no querer que entendamos la magnitud de estos días que vivimos, deba representar para la Humanidad toda.
Esta claro que en los últimos años, luego de los trascurridos tras la segunda gran guerra que sembrara de muertes toda Europa, África, Asia y las masacres aún mas innecesarias para con un Japón ya derrotado, fueron llevando a la misma a querer parar semejantes barbaridades que el hombre comete, detrás de argumentos de paz, que nadie discute, y tras los cuales la calidad humana cede terreno de generación en generación.
Nuestra América Latina desde sus años de Independencia, fue objeto siempre de arrebatos y divisiones provocadas, generalmente por el insaciable apetito europeo que saqueara a las etnias americanas hasta su exterminio prácticamente, y mas tarde, desde el imperio ingles se dedicaran a dividir y apoyar un pueblo hermano contra el otro, mientras se apropiaban sus recursos naturales sin tasa ninguna.
En medio de ello en los dos siglos de independencia en las nuevas tierras sur y centro americanas, las luchas internas han sido prácticamente constantes, cebadas en todos los casos por intereses económicos extranjeros, que hasta nuestros días siguen insistiendo en sus pérfidas intenciones.
Nuestros suramericanos, se entendieron siempre, al igual que sus ancestros originarios, salvo cuando aparece el amigable mediador, generalmente anglo sajón generoso e interesado, que inclina la balanza hacia uno de los costados, en todos los casos mas afecto a las finanzas del extranjero.
Los ultimas años han sido de integración Latinoamericana en general, con dirigentes y organizaciones propias, tan útiles en el mundo como poco menos desconocidas en nuestras tierras, estructuradas en defensa de los propios intereses por encima de toda otra injerencia, que incluso logro frenar intentos desestabilizadores, que causalmente no se dan en los países centrales siempre sostenedores de democracias aritméticas e impolutas. Obviamente ejemplo para nuestras bárbaras coincidencias de Libertad e Igualdad entre los pueblos.
Hoy, el ejemplo lo dan los Colombianos, nuestro Papa latinoamericano y para nosotros aun mas, argentino, y los dirigentes de países como Cuba y Venezuela, atacados con obsesión enfermiza por haber asumido su Soberanía política y económica frente a la incuria política en las ultimas décadas de los rectores del pensamiento ajeno -Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos en manos de EE.UU. por proclamarse socialista a comienzos de los ’60, y aun resiste con orgullo el bloqueo socioeconómico mas salvaje de la historia moderna.
En un ambiente de individualidades y malas intenciones a la paz el continente, no llama la atención la esquiva mirada de algunos a un hecho realmente histórico de asumida civilidad
No intervinieron felizmente para Colombia los tradicionales mediadores conocidos, y seguramente por ello le fue bien, obviamente gracias al esfuerzos sublimizado por tanto desencuentro de los propios hermanos colombianos hartos de una guerra interna que costara tantos miles de victimas atraso en el desarrollo de un país tan rico como cualquiera de lo americanos, que por medio siglo se mantuvo en estado beligerante.
La tierra de Andrés Bello y Santos Chocano, José Asunción Silva y tantos mas que amaron la libertad de América, vuelve a casa.