¿Por qué nos satisface el atraso?
Los habitantes del mundo en que vivimos, unos con todo a favor, otros con mucho en contra, y otros olvidados de siempre, en cuanto conteo humano se realiza, que aún no sabemos cómo sobrevive, en medio de un desarrollo comercial desconocido en muchos siglos, avances tecno científicos de asombro, y muchas referencias a las ideas poco menos que grandiosas, referidas a los logros alanzados. Con escapes al mundo exterior, asombro de maneras de vida desconocidas incluso por las grandes civilizaciones conocidas, etc.
Aunque nos quedaría un mundo más de menciones a los grandes avances que adjudicamos al grado de civilización alcanzada; deberíamos recordar, aunque fuera por un mínimo de tiempo dedicado a ello al 6 de agosto de 1945, cuando una potencia en guerra, ya perdida por el contrincante, prueba un terrible artefacto bélico, aun poco menos en desarrollo, pero en la seguridad de los daños a realizar en ciudades abiertas de Japón, elegidas precisamente por su gran población, primero se arrasaron ciudades de más de 300 mil habitantes, luego de más de 200 mil, frente a un enemigo ciego y obstinado, en que su Emperador, si alguien lo recuerda, demoraba la entrega del trono al vencedor…
Más de ciento treinta mil personas eliminadas en segundos, destrucción total de sus lugares habitables, contaminando todo lo que podía servirles a los desesperados, y un sinfín más de atrocidades, celebradas por la potencia ganadora, con mucha broma incluida en ese frenesí de la incoherencia humana.
Hiroshima y Nagasaki, fueron las ciudades mártires arrasadas por aquel frenesí asesino.
Muy pocos lo recuerdan hoy más allá de las películas, noticieros y estudiosos que revelan la barbaridad desatada entonces.
Y deberíamos preocuparnos un poco más, por aquello que cambio groseramente las relevancias políticas y económicas de su época, en tanto el mundo, seguía andando con su conocida pasividad.
Y a propósito de lo descuidados que estamos, precisamente en nuestro país y zona; aun a la vista de tantos desencuentro; la Segunda Guerra Mundial, concluyo a mitad del año 1945, con
matanzas increíbles y abominables, cuarenta años después como cantaba Gardel “todo ha pasado, renacen las plantas y un canto a la vida los arados cantan”…, palabra más, palabra menos en la vieja Europa y sus vecinos atormentados; acá, con mucho menos tragedia, luego de 40 años los argentinos discutimos el amor y la valentía de Madres de Plaza de Mayo, para que hablar de superar absurdas discusiones políticas agitadas por minúsculos sectores sufridas por los argentinos, y el odio interno es pan de cada día.