“Ciudad de Mayo, que un día fueras la perla de la América Latina”… (*)
Con el mismo desconcierto de tantas otras veces nos encontramos en estos días ante una crisis absurda más en el desarrollo nacional.
No vemos nada nuevo, así fue desde que la semilla financista de Rivadavia, García y sus seguidores prendió en estas fértiles tierras suramericanas.
Si bien aquella primera deuda externa millonaria, de la cual no llegara a invertirse en el desarrollo local, en desigual batalla de sus héroes con la monarquía española por la independencia, más que alguna libra esterlina que se habría caído de las ávidas manos de los que iniciaban el camino, que hoy padecemos de manera ininterrumpida; antes que el mismo neoliberalismo que hoy festeja cada cambio de gobierno a su favor, entre los desvalidos lideres suramericanos, que en algunos casos ni hasta su muerte, se enteran en que tierras viven, y lo hacen dependiendo de la “generosidad” que siempre llega a tiempo para evitar la “caída” que generalmente se produce implacablemente porque así fue previsto desde el principio, en que el explotador, comienza el dialogo con el sometido…
Así fue siempre en nuestras tierras suramericanas, tan llenas de recursos naturales y el crisol de razas que generaran las mezclas étnicas que sobrevivieran a las catástrofes producidas por quienes aparecen siempre del lado del que sabe, manda y se muestra sin admitir discusión, como el más bueno.
Así los vemos a lo largo de nuestra historia, y generalmente también en los más grandes conflictos que tantas veces lleva al mundo a situaciones de tragedia colectiva, en cuyas nuestras pasajeras no se ven muchas víctimas, nunca juntas, aunque imposible de no darnos cuenta.
Sin embargo luego de asombrarnos, a veces realmente, con buena intención etc., vemos sentados a la mesa, a los asesinos juntos con las víctimas, elogiando al vencedor, y siempre resaltando defectos del vencido.
Pero esas esas cosas no las tenemos en cuenta generalmente, envueltos en tanta riqueza natural mal atendida, junto una sociedad admirada varias veces internacionalmente, aunque muy pocas en cambio por nuestras dirigencias gobernantes, poco menos desde la creación del himno nacional…
Siempre lo extranjero fue admirado por éstas, y hasta rescatamos los excesos que el contralor argentino cometiera o así fuera evaluada por la misma, especialmente en las cuestiono económicas más tradicionales.
Quien se moleste en releer nuestra historia lo ve claramente,
cíclicamente, una o dos décadas son suficientes para darnos a entender que todo se hizo mal y volver a empezar, con mayor razón ahora con el avance tecnológico comunicacional que se dispone.
Tan así que un conocido pensador nos dejó dicho que Argentina es tan rica, que recupera de noche todo lo que sus dirigentes despilfarran de día.
Ahora, una vez más nos sorprendemos, no por lo que hacen los mismos que ya lo hicieran antes, sino porque los esperamos tan indefensos en ideas y procedimientos como antes en todos los casos.
(*) Joaquín Castellanos, que agregaba: “una turba ruin de mercaderes, depositaria de tu destino es hoy”…
