Está claro que se puede, si lo queremos hacer.
No creemos haya un argentino que no quiera alcanzar un cambio, y hasta tal vez profundo a las costumbres sociales y políticas que acompañara hasta ahora la vida en nuestro país, entendiendo, que todo lo referido la misma está a nuestro alcance resolver obviamente.
Y no como se insiste en tratar de convencernos que somos un país pobre, en tanto estamos sobrados de recursos y riquezas que no explotamos, y medio país ignora que las tenga
Aun dándosenos a diario buena información del proceder en ese aspecto, entre nosotros, desde la intención política de que el gaucho es bueno, leal, servicial, etc. como se hace políticamente en estos días, sin mucha convicción sobre objetivos a alcanzar, y otros más baratos y comerciales como que lo argentinos somos buenos, familieros, etc., características nunca puesta en duda por otra parte, especialmente para con el argentino del interior o mejor dicho fuera de los que sobreviven abrumados por el aglomerado urbano, que tantas veces hace el caldo de cultivo a situaciones impensadas, crueles, cuando no aberrantes, a las que paradójicamente, le brindamos más espacio comunicacional que a lo mucho de bueno de lo nuestro; y con lo que convivimos y sucede a diario.
Nuestra Sociedad y especialmente su economía, al menos en lo que pareciera ser atendida por las mayorías concentradas, parece haber tomado por los mismos caminos equivocados y sufridos desde que Argentina se liberó allá por 1810 con el esfuerzo y sufrimientos desinteresados de su gente.
Esfuerzo y sacrificios que aportara principalmente su “gente de abajo”, semillero de mestizos y gauchos, pero, no con las características hoy utilizadas que nos parecen con discutida intención.
Ello fue en abierta discusión con la clase dominante, caracterizada desde entonces, en colocar delante al interés propio, por sobre el de todos.
Desde entonces y por casi en todo el siglo XIX costó y mucho a la clase dominante aceptar despegarse del aire y algo más, aristocrático, si no patricio que la mayoría gobernante soñó y quiso mantener en cabeza de la realidad nacional en la formación de su heroica sociedad, que lograra liberarse de una de la monarquía mas poderosa de su época; en la que “nunca se ponía el sol”, nada menos.
Casi en seguida, allá quedo el gaucho como solo útil para regar con su sangre la tierra, o el aborigen del comienzo, despojados de todo lo que les era suyo, sufriendo uno de los genocidios mas grande de la Historia, tratando de proteger la tierra arrebatada.
Además de hacerlos responsables de todo mal.
Así, nos pasamos el siglo XX discutiendo sufridas ideologías, que aun pareciera, no lógranos entender, aunque los “ismos” o “istas” con los que nos agrupáramos para sostenerlos, aparezcan de repentes como un dogma fanático y peligroso,
No seria mejor tratar de reencontraos de una vez en lo que soñaran los próceres de comportamiento mas que demostrado, fuera la Argentina en que vivimos?
Y dejar, por ejemplo que los europeos sean lo que quieran ser, con sus propios recursos e inteligencias aplicadas, pero en su continente y entre los suyos…
Además, los Alem, Yrigoyen, Perón o Evita, ya no están, por más que lo recordemos con respeto y admiración, o para los menos desarrollados con odios, y venenos que hacen mal.
