Argentinos, ¡a las obras!… (*)
Concluida la elección legislativa, con los resultado sumados y restados, no como a cualquiera se le ocurra si no como son, creemos sea tiempo de trátalos, y de ser un poco más normales esta vez los argentinos, que bastante mal vamos en general, una vez más en el cartel de país “peligroso” en el mundo, y no por zonceras pasajeras, Nada menos con detenidos políticos y aún peor, con un detenido desaparecido, seguido de muerte. En el medio un nivel comunicacional que ofende la inteligencia de los argentinos; y, nos muestra al mundo en las peores condiciones desde hace décadas.
Si algo falta a esta novela de terror interno, sin beneficio aparente a nada nacional, con un tufo a traficantes extranjeros protegidos, que recuerdan barbaridades de los años ’30 y su “década infame”.
Esta elección no define políticas de fondo, ni recambio de jerarquías importantes, nos muestra en situación preocupante, en lo económico y social que ya lo es, y nos vienen de arrastre.
Nuestro país en esta Gestión hizo gastos más que importantes, en fuerzas de seguridad, sin embargo, desaparece un joven argentino, en un incidente mínimo: dos escuadrones de gendarmes fuertemente armados -más de cien efectivos-, para despejar a siete (7) ciudadanos que protestaban en una ruta perdida en Patagonia, con ramas, trapos y pobrísimas herramientas rurales, en un despliegue para-militar significativo por aire y tierra, y una paranoica intervención oficial, que suma a la inhumanidad de trato, la desaparición en manos de fuerzas estatales de un joven de 28 años, artesano de profesión, etc., y se encubre a funcionarios responsables de gobierno, injustificable.
Todo ello en medio de contradicciones increíbles en una investigación oficial aviesa que seguramente se comente durante años entre los recuerdos de una sub – identidad nacional, superada, y en ello vale recatar nuestras mejores tradiciones, no podemos tomar la norma jurídica con ligereza cinematográfica a que nos hemos acostumbrado.
En el norte con una dirigente social elogiada incluso por el Papa Francisco, detenida política de un Gobierno provincial, que desconoce mandatos de la ONU, con el apañamiento oficial.
Los resultados electorales están, no insistamos en quien es mejor o peor, nuestras costumbres no pueden ser más agraviada de forma tan vulgar, además, en cada protesta popular vemos llegar al final, grupos de vándalos que previo cambian de ropa comenzar a causar daños absurdos, absolutamente irracionales atacando al Cabildo o la Catedral en que descansan los resto de nuestro héroe máximo, en zona de máxima seguridad de la Capital, y la fuerza púbica que parecen no advertirlos…
Bueno sería recordar a los que saben de estas cosas, en vez de dar explicaciones que no llevan a nada positivo, nuestra sociedad ha llegado y en algunos casos superado límites peligrosos, los argentinos en somos mejor de lo que se nos impone a diario.
Compartiendo, si no justificando errores nos acostumbramos a vivir equivocados.
La elección concluyo, felizmente sin violencias físicas, inaceptables aunque siempre a mano de las dirigencias que ven en ésta una excelente arma para sus objetivos de clase.
La convicción que nos debe acompañar es clara, en Argentina no se quieren, ni pueden perder derechos social ninguno, y los avances culturales alcanzados, no consisten en cambiar el grillete por el collar magnético; y en desarrollo político es demasiado lo que nos falta todavía.
Si alguna duda queda, no olvidar que en 2003, con la mayor crisis de la historia agobiaba a los argentinos, el 50% voto en elección presidencial, luego del drama de los cinco presidentes…, por dos candidatos increíbles y escasamente democráticos: Menem y López Murffi..
(*) Ortega y Gasset