Somos de los que creemos que el hotel Llao Llao, nació para ser símbolo de un lugar paradisiaco, como el Bariloche de mediado de los años´30 y la Sociedad de entonces no acompaño en la medida de lo esperado, el intento de los hermanos Bustillo y su grupo de profesionales de alta jerarquía que los acompañara.
El propio Bustillo expresó años después, cuando comprara tierras en Villa Tacul, advirtiendo el poco aprecio que ponían las autoridades y dirigencia local en el tema.
Recordemos que desde que se cambiara la vía de desarrollo de la zona, el Hotel Llao Llao ocupo lugar destacado en las inversiones realizadas a tal fin, principalmente por la administración de Exequiel Bustillo en Parques Nacionales, durante la cual se construyera la base estructural del turismo previsto para la zona, con muy poca variante en su desarrollo hasta ahora.
No por conocida, vale rescatar algo de la historia de éste tipo de obras que aun conmueven y fueran en su momento verdadera postal del turismo, especialmente argentino, poco menos que inexistente entonces. Solo pensar en lo que pudo haber parecido a todos, la construcción de sus 16 mil metros cubiertos a mitad de los años ´30, cuando aún todo el ambiente financiero se ahogaba en la “gran depresión”, asombra todavía en los tiempos que vivimos, en que estas obras inmensas ya no asombran.
Nos parece valido recordar, que entonces la crisis era por absurdos financieros, no económicos, ningún ganadero argentino se tiró por la ventana de sus oficinas, como sí, lo hicieran varios agentes financieros de Nueva York, y además, la segunda Gran Guerra estaba por estallar, como lo hizo, casi junto con esta monumental obra turística y la del Centro Cívico que le siguió, casi a la par. Algún ilustrado político o economista nacional se preguntó alguna vez, por la ¿enorme diferencia entre nuestro país de esos años y su economía, con la de las hoy potencias económicas de occidente que admiramos? Y en mucho servimos y alimentamos, como se hizo durante toda la guerra con Inglaterra, y ésta pagó, años después con su libra esterlina devaluada.
Todo comenzó el 4 de junio de 1936, con la madera de ciprés de Isla Victoria, el material de construcción que llegaba por el ferrocarril recién inaugurado, y el ladrillo de los hornos de Comallo. Con otro agravante, el camino que conectaba Llao Llao con Bariloche iba bordeando la laguna El Trébol, atravesando zona de menucos y mallines en la zona baja junto al lago, donde si bien había algunas chacras, era común, al primer descuido encajarse hasta los ejes.
Se inauguró en 1938 con la presencia de la esposa del Gral. Justo, el gobernador rionegrino Adalberto Pagano, el de Mendoza, Dr. Cano, que entonces quería unir Bariloche con Mendoza vía terrestre, e invitados especiales, y la noticia trágica del anuncio de la muerte en accidente de aviación, del hijo del ex – Presidente Justo, precisamente ese día de fiesta.
Apenas al año de su inauguración, en la noche del 29 de octubre de 1939, el fuego destruyo hasta sus cimientos la hermosa estructura de madera. Parecía signado por la tragedia, aunque el tesón de aquella dirigencia, hoy tan extraña a la Región, reconstruyo el orgullo del turismo argentino, con desconocida rapidez -incluyendo bonos contribución-, esta vez en piedra y cemento comenzando la gran época del Llao Llao.
Sus reuniones sociales donde alternaba la escasa sociedad barilochense con sus pares de trascendencia nacional e internacional, y fueron muchas las concesiones en su explotación que jerarquizaron al mismo, en él funcionaba el Casino Nacional y era lugar obligado para reuniones y alojamiento de Delegaciones extranjeras; la inestabilidad institucional de las primeras décadas a comienzos de los años ’50 llevaron a su cierre a fines de los años ‘70.
En junio de 1971, se realizó la última gran Reunión Internacional en sus amplios salones, fue del GATT (Consejo Arancelario de Bruselas), que regía los aranceles internacionales de Occidente. El anfitrión local fue Facundo N. Grané -hoy Director de este Semanario-, entonces Administrador Aduana Bariloche; y, al margen de las reuniones específicas, se realizaron otras regionales, con ninguna injerencia local, y de ellas salió impulsar la integración binacional, con la apertura de Paso Puyehue con Chile -no había ni camino- e impulsar por él, el Corredor Atlántico-Pacifico, lo primero se logró casi enseguida, lo demás espera capacidad de resolución y comprensión regional.
No en vano esta vez, casi dos décadas llevó a las nuevas administraciones modernas rescatar este monumento arquitectónico y hasta hubo algunos que no lo querían hacer… Lo demás es historia que recién empieza.