¿No estaremos realmente enfermos?

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Cuando parece que la situación va encaminándose en el desbande de todo tipo que acompaño al cambio de Gestión, la aparición del Corona virus y sus secuelas, las sociedades con las que tenemos algún trato, ya internas como externas parecieran haberse contaminado, pero, de manera más aguda. Así vemos ocupaciones de propiedades, una tras otra, acá y allá, y una Justicia en que reiteramos, parecieran no han leído siquiera un libro técnico al respecto, y se gasta en ese tema esfuerzo y dinero que falta sin dudas en las zonas más necesitadas: así vemos ha conocido dirigente de la gestión anterior quejándose de usurpación violenta cuando no se vio una sola mano levantada en su contra, en cambio sí una masiva “patota” ajenos a los intereses en litigio, de alto nivel económico y amigos suyos, amenazando y cerrando el paso, obligando a un enorme despliegue policial, acompañando con argumentaciones políticas más que graves y  ajenas al litigio familiar provocado.

Todos fuimos testigos de semejante despliegue, y aún más inusual y agraviante a la Democracia declamada a cada instante, ver figuras más que conocidas, algunas en actividad oficial, presentes de un lado del litigio muy parcializados con el mismo.

Acá entre nosotros lo mismo, con distinto olor, y la Justicia sin atender a la ley. En tanto, inmensas ocupaciones ilegales en tierras patagónicas, siguen como hace décadas.

En lo nacional, desde el lamentable dislate de un conocido actor, que invoca nada menos que el general San Martin para justificar enfrentamientos entre hermanos…, desconociendo con agravio a su memoria, que éste, héroe nacional n° 1, se caracterizó y fue perseguido hasta provocar su exilio, precisamente, por lo contrario; y, ahora en plena lucha contra la pandemia virósica, el gobierno nacional anuncia compra de vacunas contra este virus, de aplicación gratuita, y sale un coro de absurdos en su contra, con invocaciones inentendibles en que la ignorancia se mezcla con ideologías políticas perimidas, y en cualquiera de esos caso, ninguna de tales dirigentes, que no convocan pueblo para llenar una plaza de barrio, nos muestran al mundo de manera al menos desagradable como sociedad, sin dudas con algún retraso cultural agudo; y, en medio de todo, gente que escribe economía con hache, insistiendo en devaluar, mirando la cotización del dólar, en la que se incluye lo mal habido, ilegal, etc., a cada rato, como si fuera una síntesis de los 10 Mandamientos, a los que someter su vida…

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