Por que no animarnos a hacerlo bien.
Cada vez nos sorprende mas la falta de acciones políticas sociales y productivas de nuestras administraciones locales y provinciales.
Y nos sorprende porque generalmente, antes o después terminamos conociéndonos entre todos, algo difícil de lograr con dirigentes nacionales a los que vemos poco, cuando lo logramos, a veces con información no directa; pero, con los nuestros creemos sea mas intima la relación, como para entendernos mejor; pese a que haya carencias que todos conocemos y nada hacemos para evitarlas en lo posible, con alguna seriedad.
Porque decir que algo esta mal o que algo hay que hacer, es mas viejo que la injusticia, pero a tratar de enmendarlo, muy pocos se animan.
Y no es tan difícil, así al menos creemos en estos momentos, atosigados de declaraciones de interés y actitudes similares del no hacer nada en serio.
Y vamos con ejemplos mas que sabidos: necesidad de viviendas y cumplimento de tramites por entidades de bien público, las vemos a diario, sin que nada que se haga por superarlas.
Decirlas ya es mucho, porque si sunaramos los fracasos que conocemos son mucho mas que lo hecho.
De ahí que creamos la necesidad imperiosa de atender a cualquiera de estos problemas, y otros parecidos.
Uno por ser vital a la Sociedad, y el otro por frenar el funcionamiento de entidades de bien público que trabajan gratis para la misma.
Al respecto hemos escuchado discursos de todo tipo, y visto muchos esfuerzos individuales, condenados de ante mano a un fracaso anunciado.
Y volvemos a ejemplos: las cooperativas de trabajos de pocos años atrás, con escasa o ninguna organización o acompañamiento publico, y en las necesidades de entidades de bien publico para el funcionamiento común a todas -unificar trámites, presentación de balances, personería, etc.-, que pueden ser realizadas en menos tiempo y orden por un empleado oficial, algo propuesto varias veces en diversas administraciones nacionales para eliminar gestorías parasitarias que terminan perjudicando a ambas partes.
Veamos al primero, sobre la vivienda propia no discute nadie, pero no es fácil hacerlo solo, porque no atacar entonces a partir de viviendas sociales, comunes en nuestro país cuando los territorios nacionales, con perspectiva asegurada a una propiedad alcanzable.
El consumo lo tenemos asegurado, esta claro que la falta de viviendas es uno de los problemas principales de Bariloche, en todos sus aspectos desde hace décadas, cuando en los’70 bruscamente aumentó su población y comenzó a crecer, sin desarrollo armónico ninguno, inquilinos tenemos para regalar, y sin techo hay cada día mas.
Y no olvidar, somos una ciudad de frontera con oficinas nacionales y provinciales
Entonces, cual puede ser el objetivo oficial de no hacer nada al respecto, salvo la propia incapacidad de quienes atiendan al tema, no se nos ocurre ninguno; sumemos a ello la facilidad que tiene Bariloche de utilizar sus propios recursos, materiales de descarte para hacer paneles por ejemplo, madera para utilizar en viviendas industrializadas, como hacen otras provincias argentinas y mucha mano de obra ociosa.
Alguien entenderá el horizonte que se pueda abrir a partir de esto?
Además, el negocio inmobiliario local, absolutamente exagerado en los últimos años, seguirá igual, porque las inversiones que se hacen seguirán mañana, además de darse solución al necesitado de hoy, al que ese negocio mal entendido en su momento le cerro toda posibilidad alterando los valores de la tierra cuando se anunciaran créditos hipotecarios limitados, que nunca podía mezclarse con el negocio turístico especulativo.