¿Juntos, no sería más fácil?
Los cambios en la plantilla municipal y/o provincial, no deberían activar a las entidades intermedias, de real conformación, con verdadero espíritu de servicio a la comunidad en que viven?
Con un revoltijo político y económico con resultados inciertos, en manos de economicistas nacionales con antecedentes conocidos, en desmedro del interés nacional, y las temidas “consecuencias” advertidas por representante oficial no hace muchos tiempos atrás, no es más que necesaria la colaboración activa de la dirigencia local?
Las autoridades patagónicas no se caracterizaron nunca por su autonomía, y así nos ha ido, sobrados de riquezas, pero dependientes del favor del poder concentrado en Buenos Aires, desde los tiempos de los Territorios Nacionales; en parte como consecuencia natural de su concepción.
En estos días, precisamente dirigentes porteños con poco o ningún antecede en la materia, parecen querer reeditar al lamentable Plan Larkin, que al comienzo del neoliberalismo de los ’60 quiso arrasar con las líneas férreas que llegan a Bariloche, -entre otras que sí lo logro en el país-, negando una vez más la realidad comunicacional integradora del ferrocarril, especialmente en regiones de tan extensas dimensiones
Al respecto la nuestra, sería una Región totalmente distintas si se hubiera hecho caso a Bailey Willis con su Plan de desarrollo industrial y turístico extendiendo el ferrocarril hasta el Pacifico con ramal a Comodoro Rivadavia incluso.
El, poder económico de los ferrocarriles en manos inglesas pudo más, concentrando sus ramales hacia el puerto porteño y la industria inglesa.
Cosa parecida hubiera ocurrido si la propuesta que llevaran varios vecinos, de una pequeña Aldea de destino imprevisible casi un siglo atrás, con un vocero como Primo Capraro y presentaran en mano al Presidente Hipólito Yrigoyen, seguramente hoy todo sería diferente, especialmente la integración regional y binacional, con una actividad turística que aún no ha logrado siquiera dibujar un horizonte realizable al respecto.
Más tarde y ya cerca de nuestro días, otro vecino para recordar, como Horacio Luelmo como diputado de la ex UCR consigue mediante ley de su autoría, dar entidad cívica y urbana a un Bariloche autónomo dependiente de su propio mérito y esfuerzo, junto a tierras para una Escuela Granja, que nunca la dirigencia local se animó a intentar realizar, y váyase a saber a qué “beneficiados” fue a parar; y ya más acá, casi en nuestros días, el recordado Antonio Nápoli senador también por la ex-UCR, incorpora a Bariloche el Cerro Catedral con todo lo que ello implica a ojos de cualquier improvisado en él, tema, con resultados aún entreverados por absurdos internos y culpa propia de sus dirigencias que no cesa.
Actualmente está claro que la situación general y con ella la de toda nuestra Región, presenta claro-oscuros que es más que necesario disipar, y en eso entendemos se hace imprescindible la intervención mancomunada de las entidades intermedias con la dirigencia oficial.
Hay sobrados antecedentes de sociedades con menos ventajas comparativas que la nuestra, en que la unión de esfuerzos de la dirigencia privada y oficial tras objetivos comunes, alcanzo logros que son fácilmente comprobables
Se tenga la opinión política que se quiera, es casi una especie de llamado al orgullo de cada cual, o si se prefiere al común de una Sociedad que sabe vive en una lugar de privilegio, sobrada de todo y poco menos desde siempre insatisfecha con los resultados alcanzados.