¿No sería mejor hacerlo bien?
La reforma educativa que se quiere llevar adelante en Capital Federal está provocando serios daños a la porción de educandos, que estarían involucrados en la discusión, está claro que los jóvenes están a la deriva, resguardados en parte en conceptos adquiridos en la vieja escuela pública, y la también antigua sociedad familiar argentina, enfrentando acciones oficiales de funcionarios que parecen no entenderlo ni admitirlo así.
No es solo desde personajes empecinado en hacer la reforma al mejor tipo de revolución con cambio radical, modificando de raíz al sistema actual en las formas existentes, por algo no conocido ni practicado entre nosotros…
No hubo ni hay dialogo al respecto, y los jóvenes luego de no ser recibidos ni escuchados, tomaron edificios y trastornan todo en general, incluso su propia seguridad y la de los edificios, etc.
Las autoridades, que está bien se ocupen de reformas y mejoras a la Educación pública, no se dan cuenta de eso.
La Escuela pública argentina fue ejemplo en Suramérica antes, durante y hasta hace muy poco en que desde Frondizi se destrato a la misma, tan innecesariamente, como pertinaz en su propósito.
Los cinco Premios Nobel argentinos, reconocidos universalmente, egresaron de la Escuela Pública, entre otros muchos notables argentinos, en sesenta años de educación privada, con apoyo estatal incluido, no vemos nada parecido.
Aunque ahora, como en otros intentos de reformas educativas pasados, hechos así a la ligera sin la seriedad que tales cambios necesitan y deberían tratar de lograrlos y acompañen antes de intentar imponerlos a viva fuerza; menos aun en este caso que por primera vez se incluiría el trabajo gratuito y obligatorio a los jóvenes en una figura extraña a nuestra legislación, sin discusión previa alguna.
Figura extraña, más apropiada a sistemas totalitarios extraños a nuestra Sociedad, que se quiere asimilar con las “pasantías”, creadas en crisis económicas no tan lejanas que no dieron el resultado esperado¸ hoy presentada como imposición y no como solución-.
No vamos a quien este en la verdad y que quiera jugar con la realidad, como se usó en su tiempo políticamente, y no se terminó nada bien dicho sea de paso, al respecto volvemos a aclararlo, la famosa frase del filósofo griego, fue interpretada de manera diferente, por otro filosofo menor, pero igualmente sabio “la Verdad, es lo que logramos hacer creer a los demás”; interpretación que nos coloca del otro lado justamente del problema.
No es mejor debatir con los argumentos que necesario semejante cambio que se quiere imponer en cuestión de días?
Ello si “realmente” el tema sea la reforma educativa y no otro.
Que si fuera como se afirma, que se busca en realidad modificar las reglas del trabajo en nuestro país, es más preocupante, y no porque por ahí no sea necesario proponer reformas, pero utilizando la educación pública para hacerlo, ya es otro tema.
Ahora se logró llegar, a un diálogo oficial muy amañado, prueba del fracaso de la gestión, porque va a dejar un montón de puntos oscuros, algunos sencillos y otros no, porque la figura que causara el drama del trabajo gratis en favor del poder económico no queda nada clara, ni echándole agua como dicen en el barrio.
Hay quienes creen que el tema es simple, no tanto con la educación pública que en poco se favorece, si en cambio a los que si serían beneficiados con trabajo gratuito y obligatorio; como es seguro si se impone en Capital Federal, pronto se extienda al interior, nos preguntamos, porque no se les da una educación equilibrada y consensuada, dejar pendiente al tema, ¿no es para pensar mal?