“Y como somos capitalistas, el que más gana, mas paga” (*)
Cada vez nos están acostumbrando más a una violencia que se nos quiere imponer como común a la vida cotidiana, y vemos en cuanto noticiero y hasta publicidad comercial repiten y repiten por televisión.
Tanto, que hasta nos parece orquestada la cuestión.
Lo estamos viendo en estos días con despliegues impresionantes de fuerza de seguridad, armada como para ir a la guerra, en charlas entre vecino, y los cometarios, justificándolos, oficiales u oficiosos que siguen a esas demostraciones que asustan a cualquiera
Especialmente en sus expresiones de actos cruentos innecesarios, será causalidad el incremento de estas “muestras televisivas”: en vísperas de elecciones?, si lo es, nos disculpamos por pensar mal…
Aunque está ocurriendo como una mala costumbre incorporada a la cultura general de nuestros días, o acaso hay un momento en el día que no nos aturdan con violencia en la que en nada tenemos que ver? Y hasta la inventan, como en el programa televisivo apoyando la «lucha contra el narcotráfico», pasaron en “exclusiva” un tiroteo persiguiendo «narcos» en la frontera Noreste de nuestro País, recalcando cuando sonaban los disparos “y esto no es Vietnam, es en el norte de nuestro país… y era un video de años atrás con la guerrilla colombiana….
La corrupción, como lo hemos dicho hasta el cansancio, desde Cristo hasta nuestros días, hubo un tal Judas, que por monedas vendía n Dios; de violencia, nuestra historia muestra antecedentes increíbles, hasta de dispararle a los muertos, como hiciera el coronel Falcón, en el entierro de las víctimas de Talleres Vanessa en la poco recordada Semana Trágica, y más acá, por donde miremos..
Pero ahora, se le sunna todo tipo de hechos violentos, propios, extraños y hasta falsos, casi como si esa fuera la nueva manera de vivir en Sociedad.
No hay programa de entretenimientos que no incluya discusiones violentas simuladas como tales, entre participantes, como si realmente fuera parte del mismo.
Fijémonos que hasta ayer, cuando aparece la televisión en los hogares, un joven hasta sus quince años, más o menos, no veía hachos de muerte violenta, y si lo hacía era de manera ocasional, hoy a esa edad para cualquier joven es más que común, y hasta componente imprescindible de juegos infantiles, lo mismo que el ejercicio de la violencia física, que insistimos se repite y repiten con un morbo obsceno en su versión sicótica.
Está claro que los poderosos han hecho de esto un arma fundamental; hoy, hasta justificamos ir a fiestas populares a morir, es más la diversión paga y fomentada, sigue lo mismo si el negocio es rentable.
Por ello nos reiteramos en la necesidad de una más activa participación de las entidades intermedias, que las tenemos como en toda ciudad más o menos desarrolladas más allá del antiguo fogón originario.
No contaminar la comunicación, principalmente comunitaria es bueno sin dudas, entender que en ella el otro es el hermano, no el enemigo; pero, también ampliar la vista de las cuestiones que nos amenazan realmente y que no son precisamente las que nos muestran siempre.
En estos días, precisamente se reunieron los más poderosos, para atender el peligro que representa Corea del Norte, en la que EE.UU., matò (a bala y guerra química), más de 2 millones de “amarillos “como les decían en los ’50, y Japón, pocos años antes había secuestrado y esclavizado a miles de sus mujeres para el “servicio” de su tropa…
Y Corea entendió que o sobrevivía por si misma o no tiene lugar en el mundo, como les ocurre a los “cabeza dura” musulmanes, que según los “más buenos, los que saben, los que mandan”, insisten en zonceras de terror.
A estos, habría que decirles: “Es la crisis del capitulamos estúpidos”. Mal aplicado, como señalo Keynes en la crisis del “30…
(*) Keynes