Nuestros dirigentes, tienen en cuenta la Ruta Nacional 23…
Las elecciones de medio término, atravesando todo tipo de actividad, positivo o no, constituyen otro tema importante que entre nosotros pareciera a pocos interesa.
Y el vacío político en que nos dejara la desaparición de la ex UCR que durante treinta años gobernó Rio Negro, se hace difícil de superar con las actuales dirigencias, para nada definibles desde lo ideológicamente sustentable.
Es difícil colocar a uno u otros a la derecha o la izquierda sea cual fuera el tema a resolver, menos situarse políticamente; y, quizás el caso más relevante sea la Senadora nacional denunciante de las irregularidades en Lago Escondido, e integrar el gobierno que lo protege y justifica las mismas…
Mientras prácticamente más importantes ciudades rionegrinas se reúnen y emiten opinión respecto la instalación de una futura planta nuclear en nuestra provincia; nada se habla con el cada día mas cercano funcionamiento de la ruta nacional 23, con décadas de lucha por su realización, una vez a la vista su inmediato funcionamiento, los representantes del pueblo parecieran haberse desinteresado de la misma, y sus implicancias, incluidas las de comunicación al exterior.
Y no lo entendemos para nada.
Y esto, ya ocurrió cuando se habilitara el Paso Puyehue, (hoy Samoré) a comienzos de los ’70, cuando comenzaran a pasar camiones, cargas y turismo por el segundo Paso internacional en la segunda frontera más extensa del mundo, en Bariloche no había infraestructura para nada (bancos que atendieran un comercio exterior que movería 20 millones dólares mensual promedio, 400 firmas nuevas registradas en la ciudad, depósitos fiscales, etc. etc.)
Es cierto que hay muy pocos de esos representantes que sepan nada de uno u otro, o sea la importancia de la ruta y de la comunicación al exterior, e incluso el desarrollo armónico de sus recorridos, pero, ¿costara mucho conformar una comisión legislativa junto a técnicos, que se interese en un tema tan esperado y con todo el futuro por delante?
Aún tenemos dudas si sigue funcionando y generando gastos, aquel famoso EMPROCENTRO, para un tema mucho menor que el de la ruta 23, y en el que muchos funcionarios y políticos participaran.
Porque hay mucho para pensar y hacer con la ruta 23, una vía de comunicación histórica, si las hay en nuestra Provincia, siempre tratada como “por necesidad” por nuestras gestiones provinciales, impulsada últimamente en la gestión nacional anterior con el mayor empeño (y aun así con muy poco empuje provincial), y que, estará logrando llegar a destino seguramente en pocos meses más, tras una larga lucha sorda de los intereses del Valle rionegrino, hoy en grave crisis además.
Está claro y no créenos haya dudas para nadie que sobra lugar para ambas rutas, verdaderas arterias troncales para las economías regionales adyacentes, de océano a océano, caracterizado en un funcionamiento no favorecido hasta hoy, y la otra en un abandono poco creíble, pero real.
Y no créenos tanta desigualdad apañada de una gestión política a otra, se solucione por el simple trámite burocrático.
No olvidemos que fue la ruta señalada por Baylly Willis para su Proyecto del desarrollo de nuestra región, bloqueado por los intereses ingleses a comienzos de siglo XX; recomendada como principal por la Reunión del Mercosur en Bariloche 1998, y hasta en el Proyecto de Corredor Turístico del Senador Pichetto en la actual gestión, y todos eso antecedentes ni se mencionan para ser tenidos en cuenta.
Se necesitan planes y gestión como pocas veces hemos visto para atender un tema de la importancia de éste de ruta 23, enorme por todo lo que abarca y significa entre los que hoy atiende Rio Negro e incluso el País.
