Si nos exigimos un poco, podemos hacerlo bien
El descomunal escándalo producido por un recital en Olavarría, con todos los aditamentos que se quieran sumar, debe servirnos como ejemplo, un suceso fácil de producirse en nuestra ciudad.
Por lo que se vivió y escuchó, en aquella pujante ciudad industrial el desbande informativo de la prensa porteña, agrandando al límite de escándalo los hechos, de por si graves, aunque no a fronteras de colapso, muerte, y otros adjetivos de terror estructural que se sumaran machaconamente minuto a minuto
Vivimos al compás de este tipo de comunicación, que hace del morbo informativo, algo cuasi obsceno en el regodeo de situaciones trágicas.
Hasta hoy por suerte y el hado del destino protector que -seguramente-se tiene amarrado junto al Lago, no han ocurrido entre nosotros, y mejor, no lo dejen escapar por la común improvisación- para no pensar mal-, en que se hacen cosas en Bariloche; y cada día las vemos como más comunes.
La cantidad a de obra pública paralizada o ya vuelta a nada, como vemos, también debería hacemos abrir los ojos con un poco más de vergüenza y ética pública; y más aún, los cada día también más seguidos pronunciamientos judiciales en contra a disposiciones oficiales que no pueden dejar de dictarse, ante incumplimiento y/o violaciones absurdas a la norma, como se hace entre nosotros tras el mero interés especulativo que no atiende a la preservación natural ni el interés general.
El respeto a la Ley, debería ser consigna imprescindible para ejercer cualquier cargo público, sumado a una cuota aun mayor de respeto a sí mismos por parte de nuestra dirigencia; porque los errores no llueven ni brotan después de las lluvias, si no son acompañados por algún interés parecido del otro lado del mostrador.
Es cierto que son comunes de toda comunidad en crecimiento, especialmente, que en Bariloche aun para hacer más difícil la solución, se carece de un desarrollo posible en el mediano plazo por lo que esos problemas comunes, entre nosotros, no tienen carril posible por donde llevarlo a buen puerto; por ello, insistimos es hora de parar la mano de tanta dispensa en el manejo de la cosa pública, que desde el Cantegril impuesto a fines de los’60 como un coletazo infame de una administración militar de facto, arruinando para siempre la arquitectura heredada de los hermanos Bustillo y el esfuerzo de Parques Nacionales, o la absurda autorización para hacer un puerto en el mismo lugar que la Autoridad nacional luego de estudios técnicos serios, había concluido en que era imposible su funcionamiento en 1971; la ocupación ilegal de tierras mostrencas, al igual que costas de lago, construcciones sobre el mismo y proyectos edilicios de dudoso recorrido, todo ha sido posible y realizado en muchos caso en nuestra ciudad.
Nadie puede sorprenderse ahora que la Justicia falle en contra -aunque lamentablemente no siempre- de esa especie de desquicio organizado: ayer la incautación de bienes y servicios de la Cooperativa “3 de Mayo”(esfuerzo local brillante en los ’80), con todo, lo que aún sigue un curso alucinado al respecto, hoy la cervecería “artesanal” que produciría a niveles industriales imposibles de no ser advertidos, una sostenida contaminación del Lago (consecuencia natural de lo mal hecho en el ’94, en tratamiento cloacales), sin reacción a la vista que en algún momento colisionará con la intimación judicial del ’90 por parte del Superior Tribunal rionegrino, a la que paradójicamente pareciera nadie quiere tener en cuenta al hablar del tema.
Si no hay mala intención, o al revés, y destacamos ejemplos de yerros de cuanta administración municipal y/o gestión política recodamos; si queremos hacerlas cosas bien, porque no empezar ahora?
Ponerse de acuerdo con las distintas dirigencias políticas, empresarias, etc., todas las que quieran poner buena voluntad y tratar de enderezar lo más posible esta situación, porque nadie puede decir “yo no estaba entonces, o yo no sabía hoy”.