“ El enemigo, es la pobreza” (*)
Y llegamos a las elecciones por estos pagos, de las que no opinamos por la veda correspondiente; aunque entendemos poder hacerlo respecto a las nacionales que se viven y/o las cosas de todos los días, que vemos y no entendemos.
Creemos como muchos que la cuestión no está bien, y cada día parecen nuestros dirigentes quieren sorprendernos con diferentes propuestas, que solo las encienden ellos.
Como sostuviéramos desde hace años, acá está todo por hacerse, por qué entonces dejarlo, como sostuviera como ex Ministro de Educación, Esteban Bullrrich al comienzo de esta larga senda de tropiezos, al plantársele como solucionar una pequeña crisis económica financiera del momento, “hay que dejarlo en manos de la magia del mercado”; zoncera repetida varias veces por gestiones parecidas a la actual, donde sobran expertos en todo, y faltan resultados positivos a las cuestiones más pequeñas y comunes.
Ocurre que haciendo al revés de lo que la historia económica recomienda, esta vez y por esa “magia” las cosas se arreglaran por su cuenta.
De Adams Smith hasta acá, con cuanto economista experto hubo, sin producción, no hay riqueza; y sin ésta no hay ganancias. Actualmente somos productores de despidos, cierres de empresas, y ahora con fomento a la fuga de científicos una vez más.
Hasta podríamos darnos un gusto pequeño, pero satisfactorio al fin, no esperar milagros por algunos años, y seguir consejos de quienes hicieran positivos sus conceptos; Konrad Adenauer, uno de los fundadores de la “nueva Europa”, salida en ruinas y llamas de la segunda guerra mundial, limpiando como podía las mayores atrocidades conocidas hasta entonces, se dieron a construir lo que en poco tiempo fue la Comunidad Europea, y a poco andar uno de los máximos bloques mundiales, aun con divisiones políticas internas muy grandes.
Su lema de reconstrucción fue “El enemigo es la pobreza”, con enorme sabiduría dejo de lado los rencores de entonces, más que justificados y aun en carne viva; ni el cerrado capitalismo anglo sajón y sus amigos, ni el marxismo venido del infierno; si no, unirse tras ese lema y así, forjó en pocos años una nueva Europa, pujante y seria en la búsqueda de soluciones.
Puede ser que cueste tanto a los argentinos aprender de semejante ejemplo?
O atender al sabio consejo del economista de la ex UCR, Aldo Ferrer para hacerlo “con lo nuestro”.
La actual gestión aun ahora, a días de un posible cambio político, no cesa de incentivar un odio interno pequeño dentro de una sociedad que aparece siempre prenderse a ellos, como ocurriera a comienzos del siglo XX, con leyes represivas de terror, o luego del ´55 llegando a masacres internas, y prohibir hasta el nombre del rival político, y no aprendimos mucho, el escándalo judicial que vivimos nos lo muestra día a día; porqué entonces no dejarnos de odios internos, pequeños, y probar con nuestros esfuerzos y el sabio consejo de entonces?
(*) Konrad Adenauer