Bariloche se transformó en un verdadero cuento de Navidad. Con el sol de diciembre como testigo, Papá Noel descendió de las montañas para recorrer las calles y encender la ilusión en el corazón de cada vecino. Fue una jornada marcada por la emoción compartida, donde el espíritu festivo se sintió con más fuerza que nunca en cada rincón del ejido municipal.
Desde muy temprano, la atmósfera de fiesta comenzó a palpitarse en el Paseo del Este. A las 11:00 horas en punto, el inicio de la caravana dio el puntapié inicial a una travesía llena de color, donde las primeras familias se congregaron para saludar al ilustre visitante, quien llegó cargado de energía y buenos deseos para todos los presentes
La aventura continuó con una parada muy especial en el Barrio La Habana. Cerca de las 11:40 horas, la Plaza del Barrio 270 Viviendas se convirtió en el epicentro de la ternura, recibiendo a una multitud de niños y niñas que, con cartitas en mano y ojos brillantes de expectativa, esperaron pacientemente su turno para estrechar la mano de Papá Noel.
La propuesta, diseñada para que nadie se quedara afuera, permitió que las familias se volcaran a las plazas y puntos de encuentro, recuperando el sentido más profundo de la Navidad. Fue emocionante ver cómo la rutina diaria de la ciudad cedió su lugar a un escenario de fantasía, donde los abrazos y la alegría fueron los únicos protagonistas de la tarde.
El broche de oro de esta histórica recorrida tuvo lugar en la zona oeste. Alrededor de las 14:30 horas, la Rotonda del Km 8, sobre la emblemática Avenida de los Pioneros, sirvió de marco perfecto para el gran cierre. En este punto neurálgico, se vivieron las últimas escenas de emoción de una tarde que quedará grabada en la memoria visual de la ciudad.
