Durante 2020 habrá varias fechas importantes para conmemorar los 65 años de vida del Instituto Balseiro. El 22 de abril es el día en el que se cumple el aniversario de la firma del convenio de creación de este centro de formación entre la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), las dos instituciones públicas las cuales depende este instituto. El 1 de agosto será el aniversario del primer día de clases. Y en diciembre se reunirán, si la actual pandemia de COVID-19 lo permite, sus ex alumnos como siempre lo hacen cada fin de año.
En esta nota, realizada para recordar el aniversario del convenio firmado en 1955, ex alumnos de las primeras promociones, estudiantes actuales y la bibliotecaria del Balseiro expresan sus puntos de vista sobre las fortalezas y los desafíos del Instituto. Comparten algunos recuerdos e incluso imaginan qué diría el primer director del Instituto, José Antonio Balseiro, sobre el aniversario de esta institución que hoy es sinónimo de búsqueda de excelencia en la enseñanza universitaria de la física y la ingeniería. Asimismo, el director de la institución, Dr. Ing. Mariano Cantero, reflexiona sobre el rol de sus egresados.
Miradas con perspectiva
Nació como parte del citado convenio el 22 de abril de 1955 como un proyecto de enseñanza de la física impulsado por los físicos argentinos José Antonio Balseiro y Enrique Gaviola. Estuvo ligado en su origen a desarrollar los recursos humanos principalmente en el campo de las ciencias físicas en Argentina. Recién en agosto de ese mismo año sería su inicio formal de clases, luego de un proceso de selección de los primeros 15 jóvenes becarios que aceptaron el desafío de vivir y estudiar en las instalaciones del actual Centro Atómico Bariloche (CAB).
Cinco años antes se había creado la CNEA, el 31 de mayo de 1950, y en la década de 1940 había ocurrido en Bariloche uno de los capítulos “de película” de la historia de la ciencia: el fraude de la Isla Huemul. Ese proyecto fue liderado por el científico Ronald Richter, que había prometido producir energía a partir del proceso de “fusión nuclear”, algo que no pudo cumplir. En la comisión que desenmascaró a Richter, estaba José Antonio Balseiro, quien luego fue el primer director de este Instituto. Y años después, parte del equipamiento comprado para Richter se pudo utilizar, en forma fructífera, en el IB.
Sesenta y cinco años después, el Instituto Balseiro ha crecido: ofrece cuatro carreras de grado y siete de posgrado. Al igual que en sus inicios, los postulantes deben rendir un examen de ingreso. Los estudiantes seleccionados reciben becas completas de la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio. Los becarios tienen la opción de vivir en el campus, en el Centro Atómico Bariloche, donde funcionan los laboratorios de Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) del CAB además de los laboratorios propios del mismo instituto.
Fuente: Instituto Balseiro